Ante la tumba de los que reposan en brazos de la Patria agradecida, el frío aire de diciembre que ya se percibe, transporta a los presentes al azaroso día siete de 1896, momento en que 126 años atrás cayera el Lugar Teniente General del Ejército Libertador Antonio Maceo y Grajales y junto a él, como muestra inigualable de lealtad, también fuera baleado por el enemigo, su ayudante, el Capitán Panchito Gómez Toro.
En estos minutos de respetuosa solemnidad, las imágenes que atesoran páginas gloriosas de nuestra historia, se agolpan en la mente para dejar traslucir la coincidencia de que el mismo día que perdiera la vida el Titán de Bronce, sólo que 38 años después, le naciera a la tierra cubanísima un preclaro joven Frank País García, quien demostrara la valía de las ideas mambisas y del resto de los predecesores que ofrendaron la vida por la emancipación de la nación amada.
La misma fecha se escogió para tributar homenaje a los hermanos caídos en tierras africanas; ejemplo de solidaridad internacionalista, de humanismo y de dignidad del pueblo cubano.
Es así que hace 33 años, el país se vistió de verde olivo y verde azul y junto a la bandera de la estrella solitaria, los restos de nuestros combatientes se depositaron en vehículos que los transportarían hacia nuevas trincheras de combate, esta vez, como refuerzo de ideas y voluntad donde eternamente descansan.
Desde el 27 de noviembre de 1989, habían comenzado a llegar a la tierra que los vio nacer, los restos de los caídos en latitudes del continente negro. Durante 15 años prestaron servicios militares, esencialmente en los campos de batalla, en Angola durante la épica Operación Carlota.
Una madre que no haya consuelo abraza un retrato, y lo besa y llora implorando al cielo y no atina a ver nada más con su lejana mirada perdida en el tiempo, es la imagen que estremece a todos. Y no hace falta más, ahí se resume el dolor y el orgullo al mismo tiempo por nuestros héroes.
2 289 cubanos, hombres y mujeres que participaron en misiones militares y civiles, ofrendaron sus vidas allá lejos y hace tiempo al otro lado del atlántico, pero la reciedumbre de sus restos son referente y altar necesario para que cada año, desde entonces, generaciones de compatriotas acudan a depositar flores y a contraer compromisos ante los mártires atesorados en los panteones de los caídos por la defensa y recordar a Maceo y Panchito, a Frank en esta fecha asumida como luto nacional por cada cubano y cubana dignos al tiempo que se agradece la gloria conquistada.
Por Carmen León Guerra. Foto: ACN
1- Que no debe utilizar un lenguaje ofensivo.
2- Que debe ajustarse al tema del artículo.
RedGolfo se reserva el derecho a no publicar los comentarios que incumplan las políticas anteriores.