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Por: Roberto Mesa Matos (Periodista de Radio Bayamo y Rebelde)

“¿Tú no te alimentas todos los días? Ah, pues así trabajo yo. Esto no ‘mata’ a nadie, chico.”

Así me “soltó” este guajiro, a “boca de jarro”, cuando indagué por qué estaba en el campo, un domingo casi a mediodía con un sol que “rajaba” piedras.

El carné de identidad de este hombre dice que es Manuel Amaya Moreno, según la fecha de nacimiento tiene 48 años de edad y vive en el barrio Moscú, cerca de Las Novillas, en Manzanillo.

“Esto es lo mío, compay. Soy técnico en agronomía desde 1991, graduado en “Veguita 14” y, desde el 16 de septiembre de 1997 cuando me licencié del Servicio Militar, labro esta tierra: mi Finca “Los mangos”, con 2,54 hectáreas.”

En la amplia y fértil extensión, bien atendidos, crecen en larguísimos canteros “hermosas” lechugas, coles, tomates, frijoles y “hasta un ‘cayito’ de boniato al que quiero que me “tires” fotos, también”, solicita el joven, que al momento de la visita, laboraba con un primo – hermano.

“La familia me ayuda y entre diez y doce hombres que tengo en “contrata”. Esto es para todos. El año pasado vendí la libra de lechuga a diez pesos, la col a 15 y el tomate a 30. Voy a solicitar cinco hectáreas de tierra para cultivar yuca, boniato…”

“Vamos a las ferias de los sábados en la ciudad y la libra de hortalizas la vendo a 30 pesos. La ‘cosa’ está dura, sí, pero no podemos abusar de la gente por ganar más” y lo dice desde la experiencia de una ganancia que en 2023 pasó… ¡dos millones de pesos!

Allá, en el “Moscú”, de Manzanillo no se le ocurra preguntar por Manuel, hágalo por el “diablo” como la familia, vecinos y amigos conocen a este campesino. “No, no me molesta. Quizás sea porque no le tengo miedo al trabajo duro y por la rapidez”, asegura, y alza a sus hombros una caja con lechugas.

Nos alejamos de “Los mangos”. A la mente del periodista viene el popular axioma, que aquí se puede variar y exponerse como “más sabe (y tiene) el “diablo” por trabajar.”

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